La crioterapia o enfriamiento corporal, ya sea mediante compresas frías, duchas frías o inmersión en agua fría, ha adquirido una gran popularidad como herramienta de recuperación en el mundo del deporte, tanto individual como colectivo. De ellas , se ha extendido especialmente el uso de la inmersión en agua fría o crioterapia , en la cual el deportista se sienta hasta la cintura o el torso en una bañera de agua entre fría y cerca del punto de congelación durante breves períodos. A veces, los deportistas alternan entre las inmersiones entre agua fría y baños en agua caliente. La teoría general en la que se sustenta dicho método de recuperación es que el agua fría actúa como una compresa fría para reducir la hinchazón y la inflamación tras el ejercicio intenso, así como los “daños” musculares. Los baños calientes pueden después fomentar la circulación sanguínea y acelerar la recuperación. A pesar de la aparente lógica y de la popularidad de los baños en agua fría y los baños de contraste, el uso de tales regímenes se basan en gran medida en informes anecdóticos en vez de en evidencias científicas sólidas ( Howatson y van Someren, 2008), y solo recientemente estudios bien diseñados y controlados han sometido a prueba su eficacia en la reducción de daños musculares inducidos por el ejercicio y la mejora de las adaptaciones musculares globales.
La crioterapia o enfriamiento corporal, ya sea mediante compresas frías, duchas frías o inmersión en agua fría, ha adquirido una gran popularidad como herramienta de recuperación en el mundo del deporte, tanto individual como colectivo.
Una serie de estudios del Instituto Australiano del Deporte sobre humanos que realizan ejercicio informaba de un beneficio significativo de la crioterapia o inmersión en agua fría (dejando fuera la cabeza en agua a 15º C) e hidroterapia de contraste (alternando entre 1 minuto en agua a 15º C y 1 minuto en agua a 38 ºC) como intervenciones de recuperación, en comparación tanto con la inmersión en agua caliente(a 38 ºC) como con la recuperación pasiva. Esta mejora de la recuperación fue observada durante las 72 horas posteriores a los “daños” musculares provocados tras una racha de entrenamiento intenso ( Vaile et al., 2008c); un menor incremento en el perímetro del medio muslo indicaba menor hinchazón o edema en los músculos. Los baños de contrastes también redujeron el dolor percibido en comparación con la recuperación pasiva. La eficacia de los baños fríos y de contraste fue también propuesta por la constatación de menores problemas en el rendimiento de la sentadilla con salto(squat jump) y la fuerza isométrica respecto a la recuperación pasiva.
Evidentemente este tipo de recuperación hay que tratar de combinarlo con otros como pueden ser la recuperación activa en un 40% de las cargas de trabajo de VO2máx.Y queda claro que la recuperación pasiva es eficiente pero hay siempre que darle un empujón para esa completa recuperación.