Después de pasar largos períodos de preparación, de trabajar duro y de participar en una o más competiciones exigentes en las que la determinación, la motivación, e incluso la fuerza de voluntad son desafiadas, los deportistas presentan un elevado estado de fatiga fisiológica y psicológica.

 

 

 

 

 

 

 

A pesar de que la fatiga muscular puede desaparecer en unos días, la fatiga del sistema nervioso central puede permanecer durante un período más largo. Cuanto más intenso  sea el entrenamiento y mayor el número de competiciones, o mayor la exigencia de la competición, evidentemente, mayor será el nivel de fatiga. En estas circunstancias, es difícil imaginar que cualquier deportista pueda iniciar inmediatamente un nuevo ciclo de entrenamiento con objetivos inmediatos.

El reposo es imprescindible para que los deportistas se “refresquen” física y psíquicamente antes de que el entrenamiento vuelva a empezar, sobre todo en el deportista amateur necesitamos que deseen volver a empezar, y que no suponga una obligación volver a entrenar.

Para ello necesitamos que el deportista esté totalmente regenerado, preparado, y deseando volver a empezar, ese fuerte deseo es el indicador que hemos realizado una buena fase de transición.

Para diversos autores, y para mi como entrenador también, es imprescindible la eliminación de fatiga del sistema nervioso en esta fase de transición. De no conseguir esto en esta fase , la alargaremos tanto como sea necesario.

Entrenador personal Valencia

Existen dos planteamientos que he aplicado en la fase de transición:

– El primero, e incorrecto, es aplicar el reposo absoluto en esta fase, sin actividad física. La interrupción brusca del entrenamiento y el consiguiente reposo pasivo o la inactividad total condúcen de manera directa al desentrenamiento, anulando la mayoría de los logros alcanzados con el entrenamiento intenso previo. Desembocando en síntomas patológicos como pueden ser el insomnio, pérdida de apetito, y posible mal funcionamiento del aparato digestivo.

El segundo, y es el que vengo utilizando en la metodología, es un descanso activo, con unos niveles de intensidad muy bajos, e incluso dando importancia a otras actividades diferentes a la que se viene desarrollando habitualmente.

La manera de afrontar un fase de transición la podríamos fraccionar en diversas fases:

– Primeras semanas se reduce volúmen e intensidad de una manera drástica. La primera semana se utilizará para un descanso casi absoluto, a partir de la segunda semana empezaremos a introducir actividad de una manera muy leve.

– Ultimas semanas. Aconsejable introducir elementos alternativos a nuestro deporte habitual. Si se corre, introducir la bici o la natación.

– Inicio pretemporada. Generalmente a partir de la quinta semana se empieza el nuevo ciclo.

No nos olvidemos de esta fase de transición. Cualquier época es buen momento para aplicarla