El corazón es pieza fundamental ante cualquier esfuerzo ya que de él sale la sangre que lleva los nutrientes y elementos necesarios que permiten que se produzca el ejercicio. Cuando se realiza un esfuerzo prolongado y de intensidades que se aproximan a las necesidades del consumo máximo de oxígeno, se origina un manifiesto aumento de la frecuencia cardíaca que puede llegar a la máxima, pero hay que tener en cuenta que esta subida de frecuencia no solamente se produce por las necesidades del ejercicio; existen otros procesos que desencadenan subidas importantes, como las situaciones de estrés. Un deportista que se encuentra en los momentos antes de una competición no mantiene su pulso de reposo. Su frecuencia cardíaca en reposo puede doblar a la basal, o incluso más, lo que ha de considerarse igualmente ante la realización de pruebas o controles , ya que, de partida, se comience sobre una base diferente al estado normal de descanso deseado.
Por otra parte, ante un ejercicio de potencia incremental y progresiva, se constata que la frecuencia cardiaca aumenta de forma lineal en función de la potencia del ejercicio, el consumo de oxígeno y la frecuencia cardíaca . Esto sucede hasta el momento en el que se obtiene la frecuencia cardiaca máxima que coincide muy próximamente con el momento en el que se alcanza el VO2máx. De todas formas, en la actualidad se está cuestionando si esta linealidad supone una correlación total.
Pese a las dudas acerca de la magnitud correlativa entre frecuencia cardíaca y consumo de oxígeno, esto hoy por hoy supone un índice bastante fiable que puede ser utilizado por entrenador y deportista, especialmente cuando se trate de trabajos que se encuentren por debajo de las exigencias del consumo de de oxígeno máximo.
El hecho de que el aumento del consumo de oxígeno ante las necesidades del metabolismo aeróbico necesite más flujo sanguíneo para cubrir las necesidades de los músculos resulta un dato importante. La sangre debe circular más rápido y, por lo tanto, el corazón ha de incrementar su frecuencia para aumentar esta movilización. Por ello, mientras existan esas necesidades de oxígeno suplementarias, el seguimiento de la frecuencia cardíaca puede resultar muy útil para aproximarse al conocimiento de las necesidades metabólicas ante un ejercicio determinado. La cantidad de sangre y el conjunto de la hemoglobina que llegan a estar disponibles de este modo guardan correlación con los procesos metabólicos siempre que se vea implicado de forma importante el VO2.