Mi experiencia como corredor, y ahora como entrenador personal de atletismo y triatlón me indica que las carreras largas de más de 35 km exigen mucho más al organismo que las de distancias que median entre los 32 y los 35km. En la preparación de una maratón hubo una época en la cual incluía entrenamientos de 43 a 48km en las preparaciones, la experiencia me ha hecho ver que ese tipo de kilometrajes te hacen más lento debido a esos esfuerzos.
Voy a poner el ejemplo de un maratoniano como Pete Pfitzinger. En su preparación para la Copa del Mundo de Maratón de 1985 en Hiroshima. El año anterior a esa prueba había establecido unas marcas de 2:11:43. Al ver esa marca supuso que entrenando más duro le aportaría un éxito todavía mayor. Durante un período de 4 semanas, hizo 2 carreras de 43 y 48km por terreno muy accidentado por Nueva Zelanda, y además a muy alta intensidad.
El día de la copa del mundo, el circuito era excepcional, ultrarápido. Condiciones ambientales inmejorables. Hizo un tiempo de 2:13:28 terminando en 18º posición. Sus sensaciones fueron de verdadera fortaleza e intensidad, pero poca velocidad. Con lo cual esos entrenamientos tan duros le restaron ese plus que necesitaba para intentar bajar de 2:10 y obtener una mejor clasificación.
La moraleja de todo esto, y es algo a lo que he llegado después de muchos años, es que la combinación entre volumen e intensidad han de ser inversamente proporcionales, y siempre ha de ser así.
El corredor de Ultra y de fondo todavía vive en la creencia de mucho s kilómetros y mucha intensidad igual a mejora. Hay muchos más factores que entran dentro de una preparación de fondo, y desde luego hay que incluirlos dentro de una planificación de un Macrociclo.