El día que me puse un dorsal. Un día que está muy presente en mis pensamientos, ese primer reto en el cual corrí y competí contra otros atletas. Mayo de 1989, en los juegos deportivos escolares, todavía recuerdo que corrí unos 3000m marcha, y todavía recuerdo que llegué en última posición, pero no recuerdo ninguna frustración, ni ningún desánimo, al contrario, me sentía feliz por haber corrido, me sentía feliz por estar en unos juegos deportivos y me sentía feliz por haber competido contra otros atletas. Creo que esa felicidad, aún habiendo llegado último, marcó mi carrera atlética; a pesar de tener buenas condiciones, siempre supe que no podría ser un atleta profesional, a pesar de ello seguí corriendo y seguí compitiendo, he hecho múltiples maratones, medias maratones, hice 10000m en pista, incluso algún pinito en el 3000m obstáculos. No recuerdo el puesto en cada una de ellas, solo recuerdo sensaciones de felicidad, satisfacción. Incluso habiendo sufrido, incluso dolorido…mi recuerdo en todas las competiciones ha sido felicidad. Esa sensación que tuve en el año 1989 me ha perseguido siempre, o yo la he perseguido siempre.
Ahora mi profesión es “Entrenador”, e intento transmitir un sentimiento y unos valores, más allá de mis conocimientos técnicos. Algo, que, sé por experiencia, nos hace sentir vivos; y es correr y sentirnos felices, independientemente de una marca y un objetivo.
Mi abuela Isabel de 83 años siempre me preguntaba “Nene porqué corres tanto”, yo siempre le decía, “abuela soy feliz corriendo”. Y ella siempre decía, “pues corre hijo, corre, que no cuesta nada”. Y por supuesto sigo corriendo, sigo entrenando…..y como siempre me seguiré poniendo un dorsal….y seré feliz.